Con la llegada del buen tiempo y los largos días, la exposición al sol es más frecuente y conviene que los niños se acostumbren a protegerse.
Las gafas de sol para los niños suelen estar generalmente fabricadas en materiales plásticos, aunque también las podemos encontrar en metal. Las monturas de materiales plásticos suelen ser la mejor opción en cuanto durabilidad, comodidad, ligereza y coste.
Es frecuente que las gafas se deslicen hacia abajo de la nariz, en este sentido las monturas de metal serían más adecuadas ya que tienen unas pequeñas almohadillas que permiten un ajuste individualizado.
Hay que probar las gafas para cerciorarse de que no quede espacio entre el puente de la montura y la nariz del niño evitando en lo posible que las gafas se delicen hacia abajo.
En relación a las lentes, es recomendable que su índice de protección sea el número 3 puesto que absorbe gran parte de la luz, a parte por supuesto de proteger el ojo de la radiación ultravioleta.